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Un Momento Para El Amor: El Cordón Umbilical

Un Momento Para El Amor: El Cordón Umbilical

El primer mandamiento de Dios para el casado es: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer...” Si no estás listo para cortar el cordón umbilical, entonces no estás listo para hacer una relación y pensar casarte.

Todo mundo tiene un ombligo, ¿no? Bueno, esa es la cicatriz del cordón umbilical; ese cordón es la vía por donde nos alimentábamos y respirábamos antes de nacer, es decir, mientras estábamos en el vientre de nuestra mamá; por ahí ella nos daba comida y oxigeno ¿qué interesante no? Al nacer nos lo cortan para ya no depender de nuestra madre sino de nosotros mismos, respirar con nuestros propios pulmones y comer por nuestra propia boca.

Me preguntaras para que tiro todo este rollo, bueno, es que tiene mucho que ver con la historia que te contare en esta ocasión.

Se trata de Felipe, un muchacho de unos 36 años para quien la vida no ha sido nada fácil. Viniendo de un hogar desintegrado a muy temprana edad se tiró a las drogas. Vivió una vida muy violenta y probó de todos los enervantes habidos y por haber.

Un día conoce a Cristo y lo liberta de todo eso, lo convierte en una nueva criatura y lo llama a servirle. Su misión hoy, es ir al rescate de esos jóvenes que como él son esclavos de las drogas y del infierno. Ahora es el director de dos centros de rehabilitación que rescatan a decenas de jóvenes de esta vida.

Cuando Felipe se convierte al Señor, todo es nuevo para él. A sus 36 años aun es soltero y sólo le pide a Dios que le de la compañera con quien comparta toda su vida y ministerio.

Hace poco mientras impartía una conferencia sobre adicciones, una chica se acerco a él muy amablemente. Se trata de Elena, ella tiene 30 años, es cristiana y vive con dos líderes solteras y mayores que atienden una iglesia evangélica.

Felipe se dio cuenta que ella mostraba mucho interés en él; al principio no le dio importancia, pero como también le simpatizo ella, comenzó hacer amistad.
Llegó el día en que ambos se confesaron sus sentimientos y su deseo de formalizar una relación de noviazgo; recuerda que te estoy hablando de dos solteros ya maduros, de 36 y 30 años, así que ya no era algo para probar o jugar, iban en serio en esto.

Felipe fue a hablar con sus dos mentores con quien ella vivía desde hace diez años, esto para formalizar y con la idea de contar con su aprobación. Al parecer todo estaba bien, ellas lo trataron muy amablemente pues le conocían en la ciudad.

Conforme pasaron unos días, fueron varias las ocasiones en que Elena llegaba llorando con Felipe, pero no se atrevía a decirle nada, esto provocó un desconcierto en él y no sabia como resolverlo.
Hasta que finalmente ella le confiesa que sus dos líderes a quien ella consideraba casi como sus padres, se oponían a la relación, inclusive amenazándola espiritualmente; le ponían un sin fin de trabas y motivos sin razón para no continuar. Ahora Elena esta entre la espada y la pared; por un lado no quiere dejar su nido de quien depende mucho, hasta se siente mimada y sobreprotegida y, por el otro lado esta enamorada de Felipe.

¿Cuál es el verdadero problema en este caso? Es que Elena tiene una relación muy estrecha con sus líderes solteras, es una simbiosis; ellas siempre la han sobre cuidado y a ella le gusta estar así; es una relación enfermiza que nunca le ha permito hacer vida a ella, nunca toma decisiones por si misma, la vida se la han hecho ellas; en pocas palabras, nunca fue cortado “El Cordón Umbilical” que les ha unido y, lo más grave es que a Elena al parecer no le interesa cortarlo, así esta cómoda y te estoy hablando de que tiene 30 años de edad.

Felipe cree que esa relación aun es del infierno pero ama a Elena y esta convencido de que la chica que Dios puso en su camino para él.

Muchachos, saben que el primer mandamiento de Dios para el casado es: “Por tanto, dejara el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer...” Génesis 2:24

Y esto es también para la mujer; esto es cortar el cordón umbilical para respirar y comer por nuestra propia cuenta. Hay quienes se casan y aun tienen “Papitis” y “Mamitis” ¡que problema causa esto en una relación! ¡cuantos matrimonios se han destruidos porque permitimos la intervención de terceras personas en las decisiones que nos involucran a nosotros! El casado, es casa-dos; casa para dos, no para tres y cuatro, así que, ¡a cortar el cordón!

Si no estás listo para cortar, entonces no estás listo para hacer una relación y pensar casarte. Muchachos, no se arriesguen con alguien que aun le ven el cordón umbilical arrastrando, se casarán con un niño o con una niña a quien hay que estarle dando el biberón toda la vida.

Cortar el cordón es doloroso, pero es el proceso de la vida, hay que dejar el nido y decidir la vida nosotros mismos. ¡Corte y fuera!. ¡Nos vemos la próxima!

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