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Noviazgo: El sapo y la princesa

Noviazgo: El sapo y la princesa

¿Conoces la historia de “El Sapo y La Princesa”?. Es un cuento antiguo de esos que leíamos en los libros de primaria, déjame contártelo:

Había una vez un rey que tenía un inmenso palacio, lleno de jardines y lagunas muy bonitas. Este rey tenía una linda princesa por hija a quien siempre le enseño los valores buenos de vida.

La princesa solía pasear todo los días por los enormes jardines admirando la belleza de los árboles y las flores y contemplando el correr del agua.

Un día el rey un poco preocupado le dió una pelotita de oro a la princesa para que se la guardara, diciéndole que por nada del mundo debía perderla, que la cuidara con su vida pues al final del día le pediría cuantas de ella.

Esa tarde la princesa salió a caminar por los jardines llevando la pelotita de oro en sus manos pues tenia miedo de perderla. Mientras ella contemplaba el agua de una laguna, resbalo, soltando la pelotita y cayendo esta en el fondo del agua.

La princesa comenzó a llorar en la orilla porque sabía que su padre se enojaría mucho con ella. De pronto, escuchó una voz que no sabía de donde venía pero que le decía: -“¿Qué me das si te saco la pelotita?” Ella se asusto y miraba para todos lados tratando de encontrar de donde venia ese murmullo.

Con espanto descubrió que era un sapo el que le hablaba, -“Si, yo puedo sacarla y devolvértela” le dijo el sapo, -“Pero, ¿qué me darás?". La princesa le ofreció su collar de oro pero el sapo no quiso, después le ofreció su diadema, sus vestidos más bonitos e incluso su corona, pero el sapo se negaba. –“Lo que yo quiero es que cada vez que te sientes a la mesa en tu palacio, me dejes comer de tu plato y beber de tu copa.” Le dijo el sapo.

A la princesa le pareció insignificante su pedido, así de inmediato el dijo: -“Si, si, esta bien, pero sácame la pelotita pronto” El sapo lo hizo y cuando la devolvió a la princesa, ella salió corriendo a su palacio mientras el sapo le gritaba: -“No te olvides de tu promesaaaaaaa...”.

A la mañana siguiente todo parecía normal, la princesa y el rey se sentaron a la mesa y les sirvieron su desayuno real. Cuando ella comenzaba a comer, el sapo apareció a un lado de su plato, ella brinco del susto cuando le dijo: -“Acuérdate de tu promesa”. La princesa sintió asco y repugnancia ver ese animal frente a ella y grito.

Su padre le pregunto que significaba eso y ella tuvo que contarle toda la historia; entonces el rey le dijo a su hija que ella debía cumplir su promesa, que él siempre le había enseñado a hacerlo y que costara lo que costara debía pagar su deuda.

Así que la princesa llena de asco le dio permiso al sapo de comer de su plato y beber de su copa. Sin embargo, cuando el sapo lo hizo, algo extraño sucedió, un encantamiento se rompió y ese animal asqueroso se convirtió en un príncipe encantador.

Ella no podía creerlo ni explicarlo, pero se enamoró de él. Al poco tiempo se casaron y fueron muy felices. Y... colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!

Este cuento podría ser la historia de todos los matrimonios y noviazgos. Esa “Pelotita de Oro” quizá represente la vida de ustedes muchachos; es lo más hermoso que Dios pudo darnos y El quiere que la cuidemos y la protejamos, no que juguemos con ella, pues corremos el riesgo de perderla y, en cuanto al noviazgo y matrimonio, podría hasta caer en manos de un sapo que tengamos que soportar con lágrimas.

El amor no es un juego de sentimientos; en el noviazgo no se juega a las competencias ni a ver quien presume; muchachos, una relación de noviazgo es una etapa muy bonita que nos prepara para casarnos y formar un hogar. Es un momento para conocernos y considerar si congeniamos y si lo que sentimos el uno por el otro es amor de verdad y no sólo un capricho.

La clave para considerar un final de cuentos, es sobre todo que ambos “coman del mismo plato”, esto quiere decir que compartan su fe como cristianos, no puedes hacer una relación de noviazgo con alguien que no ama a Dios y que se ríe o no le interesa Jesús tu Salvador, vez tras vez nos escriben haciéndonos la misma pregunta: -“¿Puedo andar de novio con alguien que no es cristiano pero que esta casi por serlo?” A veces hasta nos hace dudar de tu vida como cristiano al hacernos esta pregunta, da la impresión que estas tratando de justificar o tapar algo que ya sabes que Dios no bendice, lo que pasa es que El Espíritu Santo golpea tu conciencia y tratas de sofocarlo como aquel que le da una patada al perro que le ladra en la casa de la esquina para que no le ladre más, algún día dejará de ladrarle pero sólo porque ya le dio una patada, no porque deje de existir, eso es lo que tu quieres hacer con Dios al buscar justificaciones.

Muchachos, sólo hay dos sopas y la única manera de vivir al lado de un príncipe o una princesa, es que ambos coman del mismo plato y compartan la misma copa, esto es, compartir su fe en Jesús y vivir la vida el uno para el otro prometiéndose amor hasta que la muerte los separe como El Creador lo hizo; de otra manera podrías vivir al lado de un sapo o una rana asquerosa por el resto de tu vida.

Cuida tu pelotita de oro, inviértela donde realmente vale la pena. Acepta a Jesucristo como tu Salvador y pídele tu príncipe o tu princesa con quien compartirás tu plato el resto de tu vida. ¡No te apresures a buscar un sapo o una rana, haz que tu cuento termine como las hadas!

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